Mi soledad tiene ese no sé qué cabe perfectamente en tu
recuerdo.
Puedo emularla a tu sombra y es compañía, puedo cotejarla
con tu fisonomía y siento que está a mi lado.
Esta soledad puede tener la apariencia de tus manos que
acarician, o ser el calor bajo las sábanas de tus pies.
En la oscuridad de la perpetua noche se ha hecho cálidos brazos donde aliviarme o espalda contenedora donde reposar los labios, no es necesario invocarte mientras la soledad
es mi aliada.
Quisiera que no regreses, ojalá ya no vuelvas a hacer más
largas mis noches.
Sé que inconfundiblemente esta soledad viaja… Viaja y
vuelve. Siempre viaja de una orilla a la otra. Estamos solos.