domingo, 21 de junio de 2015

Cuando la soledad viaja a las orillas.


Mi soledad tiene ese no sé qué cabe perfectamente en tu recuerdo.
Puedo emularla a tu sombra y es compañía, puedo cotejarla con tu fisonomía y siento que está a mi lado.
Esta soledad puede tener la apariencia de tus manos que acarician, o ser el calor bajo las sábanas de tus pies.
En la oscuridad de la perpetua noche se ha hecho cálidos brazos donde aliviarme o espalda contenedora donde reposar los labios,  no es necesario invocarte mientras la soledad es mi aliada.
Quisiera que no regreses, ojalá ya no vuelvas a hacer más largas mis noches.
Sé que inconfundiblemente esta soledad viaja… Viaja y vuelve. Siempre viaja de una orilla a la otra. Estamos solos.