lunes, 6 de abril de 2009

Despierta enero.

Desde lejos podía divisarse como una mancha rosada entre el verde el paisaje.
Pero aquel elemento de rosado color penetrante distaba mucho de ser un elemento geográfico más.
Era una casa, una hermosa casa, a la cual sus habitantes habían querido enmarcar con aquel color, contrastante del entorno.
Presentando un techo marrón a dos aguas, otra edificación pequeña se erguía a su costado, lo que bien pudo haber sido el establo, esgrimiendo la misma tonalidad.
La vivienda estaba ubicada justo sobre la montaña, desde ella lograba verse la inmensidad del paisaje, y en esas mañanas tan cálidas, el dorado el sol espejándose en las aguas de un río que atravesaba el verde paraje.
María Inés decidió reposar sobre la elevación lindera a la vivienda y desde ahí maravillarse contemplando todo cuanto se presentaba frente a ella.
En aquella mañana luminosa del nuevo Enero recién nacido, aún en pañales.
Podía sentir la frescura del rocío alojado en los pastizales humectando las plantas de sus pies y las palmas de sus manos.
Aquel punto era el ideal, para tener todo el panorama al alcance de la vista, desde allí podía ver a sus nietos jugando, del otro lado, correteando tras la pelota.
Los enormes árboles que otorgaban sombra y frescura desprendían de sus altas copas los trinos de las aves respirando libertad.
La adoración de María Inés era sin duda el enorme y añoso castaño que majestuoso se levantaba a unos treinta metros con incomparable esplendor.
Tantos momentos mágicos y maravillosos había compartido en plena felicidad bajo el gigante que no era más que otro miembro de la familia.
En su tronco grueso de corteza marrón grisácea había sido estampada a facón la promesa de eterno amor que le jurara su amado Carlos.
Renovando el juramento cada vez que reposaban a la sombra del gigante añoso, como insignia marcada a fuego a flor e piel por dos enamorados.
A sus sombra, sus hijos habían dado los primeros pasos y se habían columpiado en sus ramas, regalando diversión y sonrisas.
Y todos aquellos momentos enmarcados en aquel entorno tan natural.
El disfrute era tal, que el tiempo parecía duplicar su avance, entonces entre me quedo y me voy, el día fue dando paso a la tarde.
María Inés decidió que era tiempo de volver y ahí nomás despegó sus blanquecinos pies de los verdes pastos y levitando abandonó el lugar, su lugar con la promesa del pronto reencuentro...
Cuantas almas ancladas en este espacio andarán buscando anidar en estas tangibles historias de vida.
Buscarán ser contenidas en esos lugares donde amaron y fueron amadas,
Donde sintieron, sufrieron, se esperanzaron, cuidaron, amamantaron y generaron vida.
¿No has sentido a tus almas queridas sobrevolar esos lugares donde fueron felices?
No es necesario que las veas, es posible sentirlas, como el viento, como la música, como los rayos de sol impactando tu rostro.
Andan deambulando los amaneceres, haciéndolos más hermosos, pintando con sus intensos rojos, la magnificencia de los atardeceres.
¿No los escuchas?
Han hecho nido en las dulces voces de tus hijos, en la infinita ingenuidad de sus profundas miradas
Ahí andan, tras tus pasos, Cuidándote, apuntalándote, conteniéndote.
Cuando venga la noche, se harán canción de cuna para velar tu sueño.
Cuando te encuentres dormido, arroparán la desnudez de tus hombros y besarán tu tibia frente.
Frescos perfumes de jazmines infundirán, en la soledad de tu madrugada, rumbo al amanecer.
Ese calor tan inmenso que supo contenernos con tanta intensidad, nunca desapareció, el destino lo ha convertido en estímulo de vida.
¿Solos?
Creo que nunca lo estamos,
Basta con acercarse a aquellos lugares donde esas llamaradas ya extinguidas, alguna vez ardieron la vida.

Pablo Fagúndez

5 comentarios:

  1. Hermosa narrativa, cubierta de un indescriptible manto de belleza, deslizándose poco a poco hacia un final pausado, tranquilo...
    Relatar de forma tan especial a las almas, infunde suspiros, regocija el corazón, colma mis ojos de dulces lágrimas,y hace sentir cada palabra en mí como un símbolo de esperanza...Que mano podría provocar tantos sentimientos con la escritura?...la de su AUTOR.

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  2. Hola:Si bien te digo que sos un gran escritor y que tengo la plena seguridad de que un día triunfarás como tal, una vez más te digo que sos un gran escritor, este pequeño cuento me encanto porque esta lleno de esa magia que solo vos sabés aplicar en cada palabra que utilizás... Un beso te quiero un montón.
    Noemi.

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  3. ¿Quién dijo que estamos solos? que bello como escribes, que bello como describes, que bello como eliges las palabras adecuadas para obtener al final un resultado como este... bello..bellísimo...
    Pato

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  4. Pablo : es hermoso lo que escribes, sos un gran escritor para mi, te deseo suerte en todos tus escritos.
    Andrea Encina

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  5. Hoy volvi a leer este q fue el primer cuento que lei tuyo, volvi a sentir dentro ese lugar q describis ,haces con tu escritura trasladarse a cada una de tus descripciones , vivir lo q siente cada personaje , creas esa magia q solo vos sabes crear ¡¡¡te felicito una y mil veces !!!!
    GABY

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