jueves, 19 de febrero de 2009

Cultura Nacional... ¿Verdad o utopía?

Anoche tuve la suerte de compartir una reunión con el espacio Mixtura y junto a él, quienes dirigen el grupo cultural Tertulia.
La señora Julia Galemire. Licenciada en enfermería. Escritora. Poeta, Presidente del grupo cultural Tertulia.
Dirige la revista Homónima. Es gestora cultural, premiada por el M.E.C.
Y la señora María del Carmen Aguado, profesora de inglés, narradora, poeta.
Premiada en concursos( Radio Sarandí, Mate amargo), integrante del grupo cultural la Tertulia.
Durante el encuentro nos fue distribuida la revista, la cual cuenta con una edición anual, de excelente encuadernación, una presentación editorial destacada, argumentadora de un gran trabajo para la obtención de un producto de tan exquisita terminación.
Una publicación digna de orgullo, no solamente por su contenido que involucra autores nacionales sino por la soledad y anonimato con los cuales sus directoras trabajan.
Lo increíble de esto es que no existe ningún tipo de publicidad que de alguna manera apuntale el denodado esfuerzo en pos de la instrucción que realiza dicho movimiento.
Ni un solo medio de comunicación, televisivo, radial o escrito se hacen eco a la hora de divulgar una tarea de tamaña envergadura. Esta publicación realiza no solamente la tarea de proyección de contemporáneos artistas uruguayos sino que además va consolidando la permanencia de muchos de ellos, inmortalizando sus creaciones.
Cuantos de estos anónimos gestores de formación se verían extintos sin su participación en ésta o en otras revistas similares que trabajan desde la soledad dentro de las mismas condiciones.
Nuestro mercado de comunicación se ve seducido por programas acaparadores de masas, que no demandan mayor inversión por ser importados y que además reditúan espléndidamente a sus intereses.
Está bien que así sea, creo que es el fin de toda empresa, su crecimiento, más para las nuestras que están condicionadas por la enormidad vecina.
Pero pienso cuantos ingresos dejarían de entrar a sus arcas si dedicaran un mínimo espacio a hacer público este tipo de manifestaciones culturales.
Acaso el servilismo de la dependencia nos obliga a echar por tierra cosas que son parte de nuestra formación educacional, que han nacido arraigándose en nosotros y son la columna vertebral de nuestra idiosincrasia, la cual nos ha dado un lugar de privilegio en cualquier parte del mundo.
En un momento social tan particular, en el cual la violencia parece cobrar un papel protagónico, acentuando aún más la falta de valores de nuestra juventud, que parece estar muy distante a la educación que nosotros afortunadamente tuvimos.
Monopolizan el área televisiva, comunicadora por excelencia, con productos que nada tienen que ver con nuestra cultura vernácula.
Esa extranjerización sin contemplaciones degenera y deforma de manera sistemática, una sociedad uruguaya que ya está en penumbras.
¿Habremos terminado vendiendo el rico patrimonio?
Bienvenida sea entonces esta sacrificada lucha, y que esa publicación como tantas otras que desde la oscuridad continúan su marcha sean no solamente testimonio de cultura viva y tangible, sino también unificadoras de conciencia.

Pablo Fagúndez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario