martes, 10 de marzo de 2009

COLORES

- ¿Qué color es el más lindo, abuela?
- Todos los colores son hermosos, cada uno tiene su encanto, los hay opacos y atenuados, pero también vivos y bien definidos, esos que inyectan luminosidad, son festivos, capaces de cambiarte el ánimo.
- ¿Y a vos, cuál te gusta más?
- El verde, a mi me gusta, el verde, es de los más vivos.
Es el que más utiliza la naturaleza, está presente en los árboles, las plantas, las flores.
Es ese color, el de la esperanza. Te aseguro que es distantemente, el más bello.
Pero ya falta muy poco para que puedas descubrirlo por ti misma...

La señora Anunciación, con sus ochenta y siete años a cuestas, avizoraba en un futuro bastante cercano una sola certidumbre, estar con vida para presenciar que su pequeña nieta de tan solo catorce años fuera capaz de ver, acción que desde su nacimiento, estaba trunca.
Para que esta loca y esperanzadora aventura se echara andar, su abuela había realizado hasta lo imposible porque su nieta viajara al extranjero a fin de conseguir la tan anhelada visión.
Cautivos por un endeble pasar económico, la señora además de empeñar todo cuanto tenía de valor, había organizado festivales benéficos, bailes, rifas y hasta se había atrevido a presentarse en alguna radio, que le permitiera difundir, el testimonio vivo, de su desesperado emprendimiento.
Muchas puertas se cerraron, otras jamás se abrieron, a pesar de todo, nunca quebrantó su esperanzada fe.
Conseguir aquella suma de dinero, se lo había fijado como un propósito concreto y así fue, aún con más esfuerzo, trabajo, dedicación y tiempo.
El fin justificaría toda la entrega, cuando tuviera los boletos en sus manos.
Los médicos de la pequeña Andrea, no fueron esperanzadores, por el contrario, lapidaron cualquier amanecer venturoso, no había remedio, no para la pequeña.
La única esperanza era operarse en el extranjero.
La partida inició, lágrimas mediante, Andrea y su madre dijeron adiós antes de marcharse, prometiendo un retorno exitoso.
Anunciación, aguardó largos meses esa carta que le transmitiera la certeza de que la intervención había sido favorable, que su nieta finalmente podía ver.
Pero cuando el destino se muestra tozudo y los tiempos se acortan, poco importan los designios de los mortales.
Una apacible y hermosa noche de enero, la muerte entró por la ventana entre abierta de Anunciación, llevándose con ella su último suspiro de vida.
Cuando la tardía carta llegó, el padre de la joven se animó a abrir el sobre, a pesar de no ser su destinatario.

Abuelita:
Nada ha sido en vano, gracias por tu esfuerzo, tu entrega, tu amor y esa denodada lucha.
Ahora que estoy aquí, al final del camino, voy a confesarte que ya no me importa conocer los otros colores, me quedo con el que me regalaste, el que me hiciste entender que era el más hermoso,
No necesito los ojos, puedo sentir, el viento matinal, el sonido del mar, el canto de los pájaros y saber que indefectiblemente es tu hermoso verde el que está impreso en cada uno de ellos.
Ese verde que lograste plasmar en mi corazón, que fue el motor para que hoy esté acá diciéndote,
me quedo con ese verde que me hiciste conocer a través de tus palabras.

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