martes, 3 de marzo de 2009

MIS ATREVIDAS ALMAS

No las busques, no las llames. No intentes contactarlas.
Se han ido, se han marchado de una vez y para siempre.
De un tirón lo han hecho, como el amanecer que desborda de luz, quebrantando la oscuridad nocturna, que se ve vencida y derrotada ante la majestuosa claridad y a pesar de los intentos de supervivencia, cuando llega la hora, desaparece, se pierde, se muere.
Pero no quiero hablar de muerte ahora, sería redundar en una palabra tan hermética, tan lapidaria, carente de esperanzas.
En esta hora en que la tristeza me acompaña, se ha aliado a mí y pretende no abandonarme.
Ha decidido revolotear sobre mis sienes y susurrarme al oído de tiempos perdidos, frases inconclusas, momentos que nunca llegaron.
Tiempo que les debo y me debo y que vuelven a mi memoria como oleadas de recuerdos, ahora que escucho una dulce melodía y siento la necesidad imperiosa de mis almas queridas.
Esos espíritus que han rubricado heroísmo, porque se han animado a dar el gran paso, han embarcado en dirección a la inmortalidad de otros puertos, seguramente a su llegada habría una muchedumbre de almas aguardándolos.
Anoche mientras intentaba explicar lo inexplicable y por otro lado me consolaba con palabras de aliento, historiaba en mí aquellos años gloriosos.
Entonces no pensas en lo efímero de todo, vivís la vida como viene, sin muchos planteamientos profundos.
Un día te das cuenta que cada minuto compartido es un regalo divino, que cuando el tiempo se acorta y querés retenerlo, vivís en carne propia la impotencia humana de ver como la llama se va apagando día a día.
Ahora no voy a escribir ningún cuento, no tengo ganas, prefiero quedarme al amparo de mis recuerdos, retrotraerme a esas vívidas historias, volar en el tiempo a aquellos lugares donde fui feliz y no lo sabía.
Ahí donde quisiera volver y sin embargo no puedo, si intentara ir, encontraría todas las luces apagadas.
Prefiero cerrar los ojos y volver, con el pensamiento a cuando esos luceros, que tanto amé y hoy están en oscuridad, eran llamarada que sabía contenerme, hacerme sentir querido.
Quisiera volver, un veinticuatro de diciembre a la tarde, a mi querida ciudad de "Las Piedras" a la cual hace tanto que no voy y a la que no creo volver porque me niego a matar estos recuerdos.
Esas Navidades que lograron arraigarse en mi alma, donde nos juntábamos todos y las vivíamos a pleno, entonces era una fiesta familiar y no tenía más preocupaciones que asegurarme la pirotecnia para después de las doce y ubicarme en un buen lugar cercano al arbolito a la hora de recibir los regalos.
Porque en aquellas mágicas noches nadie quedaba zapatero, había regalos para todos.
El viejito barbón de rojas vestiduras, a pesar de las carencias, albergaba en su costal los chiches envueltos con tanto amor e ilusión, que con tanta facilidad destruíamos por no poder cegar la sed de impaciencia de los niños.
Los chicos éramos los mas privilegiados, aún recuerdo llegar a aquel amplio comedor de la casita humilde de mi tío abuelo y ver aquel árbol inmenso, rebosante de luces y adornos, más grande aún a mis ojos, porque entonces lo veía desde abajo, aún no levantaba mucho del piso.
El reloj se disparaba y comenzaba la cuenta regresiva rumbo a las doce.
Entre el humo de la fogata roja que veía consumirse los brasas y el perfumado aroma de las carnes que reposaban sobre la parrilla, se armaba la ronda... Si me parece estar ahí, viendo aquellos rostros felices, ahora mismo, que el llanto intenta escaparse de mis ojos vidriosos.
Me veo correteando a la sombra de mi hermana Susana, junto con Marcelo y Juan Carlos y los hijos de los vecinos que se hacían yunta junto a nosotros esperando las doce campanadas.
Y corríamos y jugábamos y planeábamos y hacíamos... Cada tanto me dispersaba del grupo y me iba corriendo dónde estaba mi madre, para preguntarle la hora.
Todavía falta mucho... Me decía, llevando la vista a la muñeca, entonces volvía al grupo para continuar jugando.
Puedo ver a mi viejo con un sombrero de ala ancha, simulando un payador con tonada mejicana, haciendo chistes... Creo que nunca más lo vi montando semejante parodia para tanta gente, pero era feliz.
El tiempo había devenido, estabamos próximos al nacimiento, la Navidad llegaba a nuestras puertas, yo lo vivía como real, en algún lugar el lucero brillaba aunque no lograba verlo, porque solamente el nacimiento de un Dios podría lograr algo de tamaña magnitud, reunirnos a todos.
Entonces mi tío Amaro, el abuelo que me dio la vida, porque no conocí a los míos, con sus lentes de gruesas armazones negras, comenzaba a nombrar uno a uno, para que fuéramos bajo el árbol a retirar el regalito.
Y los rostros colmaban de expectación, aún el de los grandes que esperaban ansiosos su presente navideño.
Mamá, mi adorada Estrellita, te amo, adonde sea que estés, mi tío Amaro, Inés, Tona, el Nene, mi tío Orestes, mi primo Marcelo, mi abuelita Felicia, todos los primos, tíos, sus familias, aquel grupo festivo que daba inicio al tiempo navideño.
Este recuerdo debe ser, así lo decidí, un mensaje emocionado y cargado de agradecimiento a todas mis almas queridas que se atrevieron a cruzar el sendero, esa ciudadela imaginaria y luminosa que algún día me verá traspasarla con mi bagaje de sueños y frustraciones y despedidas, pero espero que feliz.
Esas brújulas que hoy desprenden lágrimas, van a estar aguardándome cuando mi barco toque puerto y celebraremos juntos, una vez más, las Navidades, los años nuevos o simplemente el tan anhelado reencuentro.
A mi hermano Juan, mi madre Estrellita, mi abuela Felicia, mi primo Marcelo, Mi tía Tona y mi tío Nene, por todos esos años de felicidad, por todo este tiempo, por todos los momentos hermosos que atesoro, que van a acompañarme durante toda mi vida y por ese reencuentro.
Gracias, solo pido que me esperen, a pesar del tiempo y la distancia,
Cuando concluya mi tarea partiré presuroso a su encuentro.

5 comentarios:

  1. ...me hiciste llorar... esta bellísima y cargada de sentimiento... ¡que lindas que eran esas celebraciones!!! Hoy por mas que nos juntemos no podrán volver a ser iguales …por las almas que se fueron, por las nuevas que llegaron y porque ya no somos esos niños sin más preocupaciones que asegurarnos la pirotecnia para después de las doce y ubicarnos en un buen lugar cercano al arbolito a la hora de recibir los regalos ...con los años (y por todo lo que vivenciamos a través de ellos) perdimos ese brillo que teníamos en nuestra mirada para hacer de esas fiestas algo único cargado de magia...
    Gracias por compartirlo...
    Besitos

    ResponderEliminar
  2. ...las almas siempre encuentran su camino, estan aqui y allá, permanecen, no podemos verlas. Son atrevidas, incursionan en nuestras vidas cuando mas las necesitamos, y sin darnos cuenta, alimentan la mia, la tuya y de los demás, aunque aveces nos causen tristeza, dolor, alegría...y en el relato mucha añoranza. Ale

    ResponderEliminar
  3. ¡coños que bello que escribes!

    ResponderEliminar
  4. ¡coños que bello que escribes!Dulcinea del Toboso

    ResponderEliminar
  5. Simplemente hermoso.... Se que es asi que cada uno de ellos estara siempre contigo en tu corazon.porque se lo importante que fueron para ti.ESTRELLITA AMADA SE TE EXTRAÑA..

    ResponderEliminar